MUCHOS DÍAS EN TURKANA

DIA 41.- HORA 13:42 

Sentado en este peñasco, con los pies metido en tu orilla, veo reflejado mi rostro en tus aguas y ya ni tan siquiera me parece el mismo. El calor de la mañana y el frío de la noche lo han agrietado tanto que en cada una de sus zanjas veo profundidades abismales que me hielan el corazón, al intentar encontrarme.
Mas no me veo dentro, ni tan siquiera se si ese soy yo. Toco con los dedos tus cristalinas y mansas aguas que me reflejan y se dibuja mi rosotro borroso,  desfigurado como siempre me ha parecido cuando lo he visto ante el espejo. Designado por el destino para tener dos caras como géminis que me hizo, y sinceramente, me gusta, es más me siento orgullosos de ellas, porque si algo tienen es que me permiten hacer cosas que nunca se atreverían a hacer.

Ahora mis pies bañados se mueven al unísono con las pequeñas olas que han arremolinado mis dedos en torno a mis piernas y estoy a la sombra de este árbol, el cual ni tan siquiera se su especie, mientras hundo mis dedos en la dura arena keniana, como si intentara descubrir un tesoro enterrado, al cual me lleva este camino seguro.......
Desde mi ventana, puedo ver como es el día y la noche en Turkana, como si de un espectador se tratase, siendo un gran espectaculo de claroscuros dignos de la mejor y mas magna obra que puedas ver en cualquier teatro del mundo.
Y aquí, es donde me gusta estar escondido, evadido de todo, con la mente puesta en tus tranquilas aguas a las que me gust imaginar turbias mientras el viento mece mi barca sin saber muy bien hacia donde puede marchar, porque ya llevo aquí, Turkana, un tiempo y la verdad es que siempre me invitas a pensar, porque la luna reflejada en tus aguas es lo más cerca que estaré nunca de alcanzarla.

QUE USTEDES LOS DISFRUTEN

WALTER HEGOR