SILENCIO

Hay quien habla del silencio, aunque del silencio no se habla, si no que se escucha. Ideas contrapuestas que se llaman, pues seguro que si algo es imposible es escuchar al Silencio. Pero... ¿Por qué buscamos al silencio, cuando lo que queremos encontrar son respuestas? Buena pregunta, lo hacemos porque el silencio, pese a su mudo nombre, siempre nos habla, nos explica y nos enseña desde su muda experiencia, por eso lo buscamos y lo sentimos compañeros. Silencio, al que también podemos llamar miedo, al que cambiamos de nombre para no asumir una palabra que nos aturde y nos inconmoda, porque.... ¿que no es el silencio sino más que el miedo a decir algo? Cuando tenemos miedo a decir algo callamos, asumimos incluso ignoramos, cuando muchas veces es mejor incluso una verdad gritada que una mentira callada, pues al callar otorgamos el derecho de la duda y la duda no es más que una mentira disfrazada de verdad pinturera. Muchas letras tal vez sin sentido en esta bítacora, que desde hace mucho no tiene ni pies ni cabeza, pero no por ello menos cierto. No hay nada peor que el silencio que te ensorderce mientras solo giras y miras que no hay nadie más en muchos, muchos kilometros de tu desierto. Silencios incómodos, silencios negros, silencios, silencios y muchas horas de palabras gritadas hacia dentro. ¿Que levante la mano aquel que no ha pasado horas en silencio, dibujando una sonrisa incómoda en el balcón de su mirada mientras ha pensado que es mejor estar callado a estar hablando sabiendo que todo lo que sale de tu boca puede y quiere ser malinterpretado. Silencio, compañero de esperpento y de nostalgia.

 

QUE USTEDES LO DISFRUTEN

 

WALTER HEGOR