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ESTO ES DE LOCOS¡¡¡¡

INVIERNO

Cuando la espina se entreclava, resucita y resurge, al compás de la angustia de los violines de Vivaldi en un invierno que dibuja eterno sobre un cielo de abril primavera, escuchas y dices... ¿Qué pasaba por la mente de Vivaldi al hacer las cuatro estaciones y escribir en el pentagrama las notas que darían forma al invierno? ¿Qué pensaría mientras es su mente los violines arrancaban angustiosas notas de las cuerdas afinadas? No sé, ni creo, que nadie lo sepa en realidad, pues cada autor hace algo para alguien y para cada persona dice algo distinto, esa es el gran don del Arte, los mismos versos, las mismas notas, los mismos cuadros... a cada uno puede decirnos algo. La alegría del poeta puede ser la tristeza del lector, la pena del pintor puede ser la expresión de su obra, y la pasión del músico... puede ser el allegro más triste de la historia. Por eso, mientras escucho el invierno de Vivaldi no tengo más remedio que pensar en esto que escribo, porque desde luego intento ponerme ante el pentagrama de este gran autor y no soy capaz de componer su mente mientras aparecían las notas al compás de su plumil sobre el pentagrama, como si de un verso sobre el papel se tratara. Y para mí es la más hermosa de todas las estaciones de esta gran sinfonía y la estoy escuchando... pensando....en fin. Tan sólo quiero que sepáis que cuando me leáis no os intenteis poner en mi mente, porque os puedo asegurar que nunca sabrías lo que pasa por la mente del autor, tan sólo disfrutarlo como si estuviese escrito para vosotros.
 
QUE USTEDES LO DISFRUTEN
 
WALTER HEGOR
Desde la latente realidad y la flor del alma.

1 comentario

magnica -

No sé si será bueno o no, o quizá si no clasificara todo en bueno y en malo me iría mejor, pero en fin, al tema.
Ya puedo ver una película, escuchar una canción, ver un cuadro, leer un libro,... yo siempre tomo dos posiciones, o la de protagonista de ella, o la de autora , normalmente la primera.

Intentar saber lo que pasa por la mente del autor es demasiado complicado, muchas veces ni nosotros mismos sabemos lo que pasa por las nuestras...