Cuando sobran las palabras....

Dicen que si las miradas matasen...pero hay miles de forma de morir, se pude morir por miradas de odio, se puede morir por miradas de envida, se puede morir en definitiva por miles de sentimientos malos, pero.... ¿se puede morir uno de miradas de amor? Sí, de esas miradas a oscuras mientras intentas no pensar en nada acariciando su pelo, intentas no pensar en nada, pero no puedes. Piensas en ella, y lo peor es que la tienes delante. ¿Cómo se puede echar a alguien de menos cuando ni tan siquiera se ha ido? es incomprensible, pero una sensación extraña. Estás disfrutando de unos momentos maravillosos, mientras clavas tu pupila en su iris azul, y ves como su ojo se semicierra, está sonriendo, ves como aquel mar azul se transforma en río. Y tú, respondes a esa mirada, abriendo aún más lo ojos, como pidiendo una explicación a esa sonrisa....pero no la hay, tan sólo una sonrisa aún más hermosa. Y mientras sigues acariciando su pelo sin decir ni una palabra, con su cabeza apoyada en tus piernas, mirándote a la cara....darías la vida entera por ver qué por su mente pasa. Y aún así no sabes por qué, sientes que ella también es feliz sin decirte ni una sola palabra, sabes que ella también se encuentra como tú, intentando buscar una explcación en la trastienda de tus ojos. Pero no la hay, simplemente no la hay porque nada de lo que se estuviera pensado está en aquella trastienda, nada se encuentra en nuestras cabezas. Todo lo que se sentía en aquel instante estaba escrito dentro del pecho, grabadas las letras en cada aurícula y en cada ventrículo, para que ese amor perdurase aunque ese corazón fuese trasnplantado. Ahí es donde estaban las palabras que no sonaron y de las que fueron madrinas aquellas miradas, ahí dentro, en las profundidades del corazón, ese amigo, que desde que has aparecido en mi vida ha dejado de pertenecerme.