CUANDO LA TRADICIÓN SE OLVIDA

Que fue de aquello de ir a los mercados de abastos, ya se nos ha olvidado aquel olor tan característico de fruta y pescado mezclados (aunque a mi me resulte nauseabundo)hemos de admitir que el trato vendedor-cliente dista galaxias del trato dado por las grandes superficies, sea cual sea de la que hablemos. El mercado de abastos, el mercado del pueblo, el lugar al que ir suponía ver a todas las personalidades del barrio mientras de manera extraña ojeas su bolsa para ver que lleva. Intentando averiguar si las gambas son frescas o congeladas, si compra jamón o mortadela. El mercado un lugar donde muchos niños hemos tenido a los cangrejos por mascotas, regalo de aquel simpático comerciante en el que tu madre hacía la compra.

Pero la sociedad en la que vivimos nos hace olvidar y nos recuerda que es mejor comprar por internet o en pescado y marisco congelado en las grandes superficies, que gracias al volumen que manejan bajan sus precios dejando al pobre mercado sin margen para la competición



Y desde luego la experiencia puede ser constructiva para recordarnos los niños que una vez fuimos agarrados de la mano camino del mercado a recoger la fruta y el pescado, niños de tradicón y solera aburguesados en la sociedad de hoy, una sociedad que cada día nos deja pensar menos y disfrutar de unas sensaciones de las que nuestros sentidos se están olvidando, volver a sentirnos niños de la mano, volver a sentirnos personas con poder de desición y no absurdos compradores de productos inútiles que abarrotan nuestras estánterías, burdos floreros.

Os animo desde aquí a seguir la tradición (aunque en los más profundo yo odie esos tugurios entiendo que son necesarios, es por mi alergia al pescado :)) Y que vuestros niños puedan jugar con cangrejos vivos y caracoles regalados, una infancia que no somos quien para quitar.

Aleluya para hoy: "Hay que ir al mercado a comprar buen pescado"

QUE USTEDES LO DISFRUTEN

WALTER HEGOR